lunes, 8 de abril de 2013

Victoria I del Reino Unido



La reina Victoria (Londres, Reino Unido, 24 de mayo de 1819 - Isla de Wight, Reino Unido, 22 de enero de 1901) fue reina del Reino Unido desde la muerte de su tío paterno, Guillermo IV del Reino Unido, el 20 de junio de 1837, hasta su fallecimiento el 22 de enero de 1901, mientras que como emperatriz de la India fue la primera en ostentar el título desde el 1 de enero de 1877 hasta su deceso.

Victoria era hija del príncipe Eduardo, duque de Kent y Strathearn, cuarto hijo del rey Jorge III. Tanto el duque como el rey murieron en 1820, lo que provocó que Victoria fuera criada bajo la supervisión de su madre, la princesa alemana Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld. Heredó el trono a los dieciocho años, tras la muerte sin descendencia legítima de tres tíos paternos. El Reino Unido era ya en aquella época una monarquía constitucional establecida, en la que el soberano tenía relativamente pocos poderes políticos directos. En privado, Victoria intentó influir en el gobierno y en el nombramiento de ministros. En público, se convirtió en un icono nacional y en la figura que encarnaba el modelo de valores férreos y de moral personal típico de la época.

Se casó con su primo, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha en 1840. Sus nueve hijos y veintiséis de sus cuarenta y dos nietos se casaron con otros miembros de la realeza o de la nobleza de Europa, uniendo a estas entre sí. Esto le valió el apodo de «abuela de Europa». Tras la muerte de Alberto en 1861, Victoria comenzó un luto riguroso durante el cual evitó aparecer en público. Como resultado de su aislamiento, el republicanismo ganó fuerza durante algún tiempo, pero en la segunda mitad de su reinado, su popularidad volvió a aumentar. Sus jubileos de oro y de diamante fueron muy celebrados.

Su reinado de 63 años y 7 meses ha sido el más largo en la historia del Reino Unido y se le conoció como época victoriana. Fue un periodo de cambio industrial, cultural, político, científico y militar en el Reino Unido y estuvo marcado por la expansión del Imperio británico. Victoria fue la última monarca de la casa de Hannover. Su hijo y sucesor, Eduardo VII, pertenecía a la nueva casa de Sajonia-Coburgo-Gotha.

En 1817 la princesa Carlota Augusta de Gales murió dando a luz a un hijo que nació muerto, provocando una crisis sucesoria en el Reino Unido. Carlota era la única hija del príncipe regente (el futuro Jorge IV, hijo mayor de Jorge III del Reino Unido, que actuaba como regente debido a la enfermedad de su padre) y de su esposa «repudiada» Carolina de Brunswick-Wolfenbüttel. El nacimiento fue visto como algo milagroso, ya que los padres alegaban no haber mantenido más de tres relaciones sexuales durante el matrimonio, por lo que el nacimiento de otro hijo del príncipe Jorge sería, como mínimo, improbable.

La línea de sucesión al trono británico se extinguió rápidamente: Jorge III tenía doce hijos, pero ningún nieto legítimo que pudiera heredar la corona. Sus cinco hijas estaban solteras o eran estériles y ninguno de sus hijos estaba casado, a excepción del segundo, Federico, que tampoco tenía hijos. Esto provocó una «carrera» por casarse por parte de los príncipes solteros. Su tercer hijo, Guillermo, se casó con la princesa Adelaida de Sajonia-Meiningen, de cuyo matrimonio nacieron dos hijas: Carlota (1819) e Isabel (1820), ambas muertas antes de cumplir dos años, y varios abortos espontáneos, el último de gemelos en 1821, por lo cual era probable que no tendrían más hijos.

El cuarto hijo de Jorge III, Eduardo, se casó con Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld, viuda del duque de Leiningen —con el que había tenido dos hijos,Carlos y Feodora—, y hermana del viudo de Carlota, Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha. De este casamiento nació en 1819 una hija llamada Alejandrina Victoria. Tras las muertes sucesivas de las primas y del padre unos meses después y, ya en 1830, de Jorge IV, Victoria se convirtió en la heredera presunta al trono británico.

martes, 2 de abril de 2013

San Pedro, Primer Papa de la Iglesia Católica

San Pedro (Betsaida, fines del siglo I a. C. - Roma, 29 de junio del 67), conocido también como Cefas o Simón Pedro; y cuyo nombre de nacimiento era Shimón bar Ioná, fue ―de acuerdo con el Nuevo Testamento― un pescador, conocido por ser uno de los doce apóstoles, discípulos de Jesús de Nazaret. La Iglesia católica romana lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer papa de la Iglesia, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» Otras iglesias católicas apostólicas, como los ortodoxos, no lo consideran de esta manera, pues estos entienden que Jesús no edificaría su iglesia sobre un hombre (Pedro) sino sobre la confesión de fe que Pedro hizo: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mateo 16:16), es decir que para los ortodoxos la Iglesia se edifica sobre Cristo Hijo de Dios y Pedro no es la cabeza de la Iglesia, sino un apóstol que pudo ver en ese momento por gracia del Espíritu Santo lo que Jesús sería según la creencia cristiana.

Conocemos la vida de san Pedro por los datos que de él recoge el Nuevo Testamento, más algunos documentos de Clemente de Alejandría y Clemente Romano; este último fue obispo de Roma a finales del siglo I, y con bastante probabilidad le conoció en persona.

De acuerdo con la narración evangélica, Pedro era un pescador judío de Galilea. (Es reconocido como galileo en Marcos: «Y Pedro lo volvió a negar. Después de un rato, los que estaban allí dijeron de nuevo a Pedro: “Es evidente que eres uno de ellos, pues eres galileo”»).

Su lugar de nacimiento fue Betsaida (Juan), un pueblo junto al Lago de Genesaret, de cuya ubicación no hay certeza, aunque generalmente se busca en el extremo norte del lago. Ejercía el oficio de pescador junto a su hermano Andrés, ambos poseían una barca (Lucas).

Casi todas las tradiciones e informaciones que tenemos de él son a partir de la llamada de Jesús; muy poca información tenemos de su vida anterior. Su padre es mencionado por su nombre en Mateo : Jesús le habla como «Simón, hijo de Jonás», en hebreo סיימון בן יונה.

El Santo Grial


El Santo Grial es el plato o copa usado por Jesucristo en la Última Cena. La relación entre el Grial, el Cáliz y José de Arimatea procede de la obra de Robert de Boron Joseph d'Arimathie, publicada en el siglo XII. Según este relato, Jesús, ya resucitado, se aparece a José para entregarle el Grial y ordenarle que lo lleve a la isla de Britania. Siguiendo esta tradición, autores posteriores cuentan que el mismo José usó el cáliz para recoger la sangre y el agua emanadas de la herida abierta por la lanza del centurión en el costado de Cristo y que, más tarde, en Britania, estableció una dinastía de guardianes para mantenerlo a salvo y escondido. La búsqueda del Santo Grial es un importante elemento en las historias relacionadas con el Rey Arturo (elCiclo Artúrico o Materia de Bretaña) donde se combinan la tradición cristiana con antiguos mitos celtas referidos a un caldero divino.

Otras leyendas acerca del Grial se entrecruzan con las relativas a las distintas copas antiguas que se consideran el Santo Cáliz.

La palabra grial —pronunciada graal en inglés medio— parece ser una adaptación francesa del término latino gradalis que implica la idea de un plato, escudilla o bandeja con viandas que es llevado a la mesa en diferentes momentos (gradus) de una comida. Al respecto dice Helinand de Froidmont en su Chronicon (siglo XIII): «... un plato ancho y algo profundo en que habitualmente se colocan las carnes caras para el rico... normalmente se denomina grial».

En algunos textos de la Baja Edad Media aparece trascrito como «San Gréal» lo que ha dado lugar a interpretaciones esotéricas según las cuales el nombre derivaría de una supuesta forma «Sang Réal», es decir, «sangre real». Según los defensores de esta idea, que no es aceptada por los medievalistas, la mención de la sangre no se refiere a la recogida del cuerpo de Cristo, como sostienen unánimemente los textos, sino a sus descendientes. Tal hipótesis se desarrolla en el libro de Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln: El enigma sagrado (The Holy Blood and the Holy Grail, en inglés) utilizado como fuente por Dan Brown para su novela El Código Da Vinci.


El primer autor en mencionar al Grial es, entre 1181 y 1191, el poeta Chrétien de Troyes en su narración Perceval —también llamada Le Conte du Graal—. La obra, presentada como tomada de un libro antiguo, habla de la visita de Perceval —quien aspira a ser caballero del Rey Arturo— al castillo del Rey Pescador, en el cual le es mostrado un grial. Dentro del mismo hay una especie de oblea que, milagrosamente, alimenta al herido padre del Rey. Perceval no pregunta por el significado de este objeto, lo cual le es reprochado más tarde.

Aunque posee un claro simbolismo cristiano, Chrétien no explica en qué consiste el grial, y la obra se interrumpe bruscamente. El autor no lo denomina «santo», ni lo designa como «el grial», sino simplemente como «un grial» y considera más importante su contenido —la hostia consagrada del catolicismo— que el recipiente. De hecho, teniendo en cuenta la etimología de la palabra, es muy posible que Chrétien aludiera a un sencilla bandeja.


Leon X de Médici



León X (Florencia, 11 de diciembre de 1475 – Roma, 1 de diciembre de 1521), papa n.º 217 de la Iglesia católica de 1513 a 1521.

De nombre Giovanni de Lorenzo di Médici, era el segundo hijo de Lorenzo el Magnífico y de Clarice Orsini. Recibió las órdenes menores a los ocho años de edad para, en 1488, ser nombrado cardenal con tan solo 13 años.

A la muerte de Julio II, el cardenal Giovanni di Médici, que entonces contaba treinta y ocho años de edad, fue elegido papa en un cónclave en el que se evitó la compra de votos al poner en práctica las medidas que, contra la simonía, había dictado el Papa fallecido.
En 1513, ante la muerte Julio II, todo indicaba que el siguiente papa sería el cardenal húngaro Tomás Bakócz, quien había mantenido una política activa y fructífera ante la situación crítica contra Venecia, convirtiéndose en gran aliado de los Habsburgo. De esta manera, Bakócz se trasladó a Roma para el cónclave, con la manifiesta intención de ser elegido. Fue recibido con una verdadera pompa principesca, sin embargo, tanto Venecia como el emperador Maximiliano de Habsburgo le traicionaron, y pronto fue elegido en su lugar Giovanni di Medici, el hijo de Lorenzo el Magnífico.


Su habilidad en política internacional se refleja en su capacidad para evitar la invasión francesa de Italia, aunque en 1515 fue derrotado por Francisco I, Rey de Francia. Un año después las relaciones entre la Santa Sede y Francia quedaron reguladas por el Concordato de Bologna, que supuso el fin del galicanismo (independencia de la Iglesia en Francia respecto del Papa y, en cambio, sujeción a la autoridad del Estado) que implicaba la Pragmática Sanción de Bourges; el Rey recibió el poder de nombrar Obispos y otros altos cargos, comprometiéndose el Papa a validar sus nombramientos.

En 1519 la muerte de Maximiliano dejaba vacante el trono del imperio. León X permaneció indeciso sobre a quién de los dos candidatos, Francisco I de Francia o Carlos I de España, prestar el apoyo que ambos le solicitaban. Recelaba de los dos y de su poder acumulado si unían a los cetros de sus respectivas naciones el imperial; finalmente se decantó por el francés, pero pronto rectificó, pues cuando tuvo que admitir como irremediable que sería el español el designado tomó partido por el presunto ganador. Más tarde subvencionaría las campañas italianas de Carlos I (ahora también V del Sacro Imperio Romano) con grandes sumas de dinero que, junto al despilfarro generalizado que existía en la corte del papa, tan dado a suntuosas y costosísimas diversiones, dejaron exhausto el erario vaticano.

A nivel italiano, León X convirtió la Sede Apostólica en la fuerza política dominante.

Adriano de Utrech



Adriano VI (* Utrecht, 2 de marzo de 1459 – Roma, 14 de septiembre de 1523), regente de Castilla y papa nº 218 de la Iglesia católica de 1522 a 1523.

De nombre Adrian Florensz, también conocido como Adriano de Utrecht, era de origen holandés, lo que le valdrá ser apodado durante su pontificado como "el Pontífice bárbaro". Fue el último papa no italiano hasta la elección de Juan Pablo II en 1978, casi cinco siglos después, además de ser uno de los dos únicos papas modernos, junto con Marcelo II, en mantener su nombre de pila tras su elección.

Lejos de la avidez, las maniobras y la larga espera de anteriores aspirantes al trono de San Pedro en su afán por conseguirlo, Adriano se mostró indiferente al cargo, no hizo nada por alcanzarlo y, sumergido como estaba en las intrincadas tareas de la regencia de España, ni siquiera asistió al cónclave en el que se produjo su designación. De todos modos, su aparente desidia por erigirse en la máxima autoridad de la iglesia estaba plenamente compensada con el interés de su egregio discípulo que presionó cuanto fue necesario en tal sentido: la larga mano del emperador Carlos V se hizo notar en el encumbramiento al solio pontificio de su antiguo preceptor.
Nació en 1459 en Utrecht (Países Bajos). Hijo de un ebanista, fue educado en la devotio moderna en el amor a la virtud y a la ciencia. En 1479 ingresó en la Universidad de Lovaina. Durante toda su vida fue conocido por su sobriedad y su piedad.


El 9 de enero de 1522 fue elegido Papa sucediendo a León X. El nuevo papa se encontraba en Vitoria ejerciendo como regente de España, preparando a Navarra para la defensa frente a la invasión francesa. La noticia llegó a la Casa del Cordón, donde se hospedaba, el 22 de ese mes. Fue el último papa no italiano hasta 1978 en que Juan Pablo II accedió a la silla de San Pedro.

En una solemne declaración el 8 de marzo de 1522 Adriano VI aceptó la elección. En ella proclama su confianza en Cristo, «que le dará fuerza, aun siendo indigno, para defender a la cristiandad contra los ataques del mal, y para reducir, al ejemplo del Buen Pastor, a la unidad de la Iglesia a los que yerran y están engañados». Enseguida emprende el viaje, acompañado de su inseparable secretario y biógrafo, el doctor Blas Ortiz, siguiendo el curso del Ebro hasta Tarragona, ciudad en la que embarcó para Roma para tomar posesión de la silla apostólica. La ceremonia de coronación fue el 31 de agosto.

A la llegada del Papa, reinaba la peste en la Ciudad Eterna. Al día siguiente de su coronación Adriano pidió ayuda a los cardenales para su doble proyecto: la unión de los príncipes cristianos para combatir al turco y la reforma de la curia. Sin embargo, tuvo dificultades entre los cardenales, no habituados a su estilo de vida sobrio y austero. Su costumbre de celebrar misa a diario, algo insólito entonces, producía rechazo. En el consistorio de 26 de marzo de 1523 el Cardenal de Santa Croce quiso pedir la confirmación de los indultos y privilegios concedidos por León X. Cuando el cardenal le recordó la inaudita amabilidad con que los cardenales lo habrían elegido Sumo Pontífice, Adriano contestó que lo habían llamado al martirio y a la cárcel. Allí tenía una Iglesia agotada y pobre, por lo que les debía muy poco; ellos habían sido más bien sus verdugos.

Curtido en los avatares políticos antes de instalarse en el Vaticano, su breve paso por él (poco más de un año) no le ofreció oportunidad de utilizar la experiencia adquirida en las tareas de estado. Pudiera pensarse que, en todo caso y por amor del débito de la suma dignidad eclesiástica a su patrocinador Carlos V, iba a ser un pontífice dócil y sumiso al emperador, pero no fue así o no, al menos, de forma incondicional.

Adriano hizo esfuerzos por obrar con imparcialidad en la pugna continuada entre Carlos y Francisco I de Francia y no siempre estuvo del lado de aquél. Al final, no obstante, entró en alianza secreta con Carlos V, Inglaterra y Venecia en contra de Francia mientras que en 1522 el sultán Suleiman el Magnífico tomó la isla de Rodas.

Su temprana muerte (septiembre de 1523) le impidió realizar cualquier acción en el seno de tal alianza, como tampoco le permitió poner algún remedio al avance del luteranismo y a la dispersión de su grey.

Durante su pontificado, Adriano VI canonizó a San Antonino de Florencia.

Falleció el 14 de septiembre de 1523, y fue sepultado en un suntuoso mausoleo diseñado por Badassare Peruzzi en la iglesia romana de Santa Maria dell'Anima.

Los Caballeros templarios



La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón (en latín, Pauperes commilitones Christi Templique Salomonici), comúnmente conocida como los Caballeros Templarios o la Orden del Temple (en francés, Ordre du Temple o Templiers) fue una de las más famosas órdenes militares cristianas. Esta organización se mantuvo activa durante poco menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaron a Jerusalén tras su conquista. Fueron reconocidos por el Patriarca Latino de Jerusalén, Garmond de Picquigny, el cual les dio como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro.

Aprobada oficialmente por la Iglesia católica en 1129, durante el Concilio de Troyes celebrado en la catedral de la misma ciudad, la Orden del Temple creció rápidamente en tamaño y poder. Los Caballeros Templarios empleaban como distintivo un manto blanco con una cruz roja dibujada. Los miembros de la Orden del Temple se encontraban entre las unidades militares mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas. Los miembros no combatientes de la orden gestionaron una compleja estructura económica a lo largo del mundo cristiano, creando nuevas técnicas financieras que constituyen una forma primitiva del moderno banco, y edificando una serie de fortificaciones por todo el Mediterráneo y Tierra Santa.

El éxito de los templarios se encuentra estrechamente vinculado a las Cruzadas; la pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos de la Orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran desconfianza. Felipe IV de Francia, considerablemente endeudado con la Orden, comenzó a presionar al Papa Clemente V con el objeto de que éste tomara medidas contra sus integrantes. En 1307, un gran número de templarios fueron arrestados, inducidos a confesar bajo tortura y posteriormente quemados en la hoguera. En 1312, Clemente V cedió a las presiones de Felipe y disolvió la Orden. Su brusca erradicación dio lugar a especulaciones y leyendas que han mantenido vivo el nombre de los caballeros templarios hasta nuestros días.

Carlomagno



Carlos I el Grande, llamado Carlomagno (alemán: Karl der Grosse; francés e inglés: Charlemagne; latín: Carolus Magnus) (¿Herstal?, 2 de abril de 742, 747 o 748 – Aquisgrán, 28 de enero de 814), fue rey de los francos desde 768 hasta su muerte, rey nominal de los lombardos (764–814) y emperador de Occidente (800–814).

Hijo del rey Pipino y de Bertrada de Laon, sucedió a su padre y correinó con su hermano, Carlomán I. Aunque las relaciones entre ambos se tornaron tensas, la repentina muerte de Carlomán evitó que estallara la guerra. Reforzó las amistosas relaciones que su padre había mantenido con el papado y se convirtió en su protector tras derrotar a los lombardos en Italia. Combatió a los musulmanes que amenazaban sus posesiones en la Península Ibérica y trató de apoderarse del territorio, aunque tuvo que batirse en retirada y a causa de un ataque de los vascones perdió a toda su retaguardia, así como a su sobrino Roldán, en el desfiladero de Roncesvalles. Luchó contra los pueblos eslavos. Tras una larga campaña logró someter a los sajones, obligándolos a convertirse al cristianismo e integrándolos en su reino; de este modo allanó el camino para el establecimiento del Sacro Imperio Romano Germánico bajo la dinastía sajona.

Expandió los distintos reinos francos hasta transformarlos en un Imperio, al que incorporó gran parte de Europa Occidental y Central. Conquistó Italia y fue coronado Imperator Augustuspor el papa León III el 25 de diciembre de 800 en Roma, gracias a la oportunidad ofrecida por la deposición de Constantino VI y lo que se consideraba la vacancia del trono imperial, ocupado por una mujer, Irene. Estos hechos provocaron la indignación de la corte imperial, que se negó a reconocer su pretendido título. Tras unos frustrados planes de boda entre Carlomagno e Irene, estalló la guerra. Finalmente, en 812 Miguel I Rangabé reconoció a Carlomagno como emperador (aunque no emperador de los romanos).

Comúnmente se ha asociado su reinado con el Renacimiento carolingio, un resurgimiento de la cultura y las artes latinas a través del Imperio carolingio, dirigido por la Iglesia católica, que estableció una identidad europea común. Por medio de sus conquistas en el extranjero y sus reformas internas, Carlomagno sentó las bases de lo que sería Europa Occidental en la Edad Media. Hoy día es considerado no sólo como el fundador de las monarquías francesa y alemana, que le nombran como Carlos I, sino también como el padre de Europa.