domingo, 31 de marzo de 2013

Isabel I de Inglaterra



Isabel I, a menudo conocida como La Reina Virgen, Gloriana o La Buena Reina Bess, (Greenwich, 7 de septiembre de 1533 – Richmond, 24 de marzo de 1603) fue reina de Inglaterra e Irlanda desde el 17 de noviembre de 1558 hasta el día de su muerte. Isabel fue la quinta y última monarca de la Dinastía Tudor. Hija de Enrique VIII, nació como princesa, pero su madre, Ana Bolena, fue ejecutada cuando ella tenía tres años, con lo que Isabel fue declarada hija ilegítima. Sin embargo, tras la muerte de sus medios hermanos Eduardo VI y María I, Isabel asumió el trono.

Una de las primeras medidas que tomó fue establecer una iglesia protestante independiente de Roma, que luego evolucionaría en la actual Iglesia de Inglaterra, de la que se convirtió en la máxima autoridad.

Se esperaba que Isabel contrajera matrimonio, pero pese a varias peticiones del Parlamento, nunca lo hizo. Las razones para esta elección no se conocen y han sido ampliamente debatidas. A medida que Isabel fue envejeciendo, su virginidad la volvió famosa y un culto creció alrededor de ella, celebrado en retratos, desfiles y literatura de la época.

La reina se hizo cargo de un país dividido por cuestiones religiosas en la segunda mitad del siglo XVI. Durante su reinado, Inglaterra tuvo un gran esplendor cultural, con figuras comoWilliam Shakespeare y Christopher Marlowe; también han sido importantes personajes Francis Drake y John Hawkins. Mantuvo gélidas relaciones con Felipe II, con quien libró una guerra que arruinó económicamente a ambos países. Su reinado de 44 años y 127 días ha sido el quinto más largo de la historia inglesa, por detrás de los de Victoria I, Isabel II, Jorge III y Eduardo III de Inglaterra.

Isabel nació en el palacio de Placentia, el 7 de septiembre de 1533, siendo la hija de Enrique VIII de Inglaterra y de su segunda esposa, Ana Bolena. Enrique habría preferido un varón para asegurar la sucesión de la casa Tudor pero, tras su nacimiento, Isabel se convirtió en princesa heredera al trono de Inglaterra. Al ser Ana incapaz de dar un heredero al rey, este ordenó ejecutarla bajo la acusación de traición (el adulterio al rey se consideraba traición) y brujería, por haber mantenido relaciones incestuosas con su hermano (19 de mayo de 1536); cargos que son considerados hoy como falsos, aunque existen cartas cruzadas entre la reina María I Tudor, media hermana de Isabel, y su esposo el rey Felipe II de España, en las que María informa a su esposo que no considera a Isabel su legítima sucesora por ser hija del músico Mark Smeaton, lo que daría hoy en día un vuelco a la inocencia de Ana Bolena en su acusación de adulterio. Cuando su madre murió, fue dejada al cuidado de Lady Margaret Bryan hasta que su hermano nació y después fue educada por Katherine Ashley. Isabel tenía entonces tres años cuando fue declarada hija ilegítima, por lo que perdió su título de princesa. Vivió retirada de la Corte, lejos de su padre y de sus sucesivas esposas, aunque la última de estas, Catalina Parr, medió para que padre e hija se reconciliaran. Isabel, junto con su medio hermana María Tudor, hija de Catalina de Aragón, recobró sus derechos en la línea sucesoria, detrás de su hermano el príncipe Eduardo hijo de Jane Seymour, gracias al Acta de Sucesión de 1544.

Isabel Tudor, h. 1546, de autor desconocido.

Entre sus asistentes en la época del exilio destacan Katherine Champernowne y Matthew Parker. La primera fue incluida entre los miembros de la casa de Isabel previamente a la muerte de su madre y mantuvo con la futura reina una amistad que se prolongó hasta su posterior deceso. Matthew Parker fue el sacerdote favorito de Ana Bolena, quien le hizo prometer antes de su ejecución que se preocuparía del bienestar de su hija.

En cuanto a su personalidad, Isabel tenía mucho en común con su madre: neurótica, carismática, enamoradiza y fervientemente protestante. También heredó su delicada estructura ósea, así como sus rasgos faciales; del rey, solo su cabello rojizo.

Tras la muerte de Enrique VIII en 1547 y el ascenso al trono de su hijo, Eduardo VI, Catalina Parr contrajo nuevo matrimonio con Thomas Seymour — tío de Eduardo — llevándose a Isabel consigo. Allí, esta recibió una exquisita educación que le propició una excelente expresión en su inglés natal, en francés, en italiano, en español, en griego y en latín. Bajo la influencia de Catalina, Isabel se formó como protestante.

Mientras su medio hermano se mantuvo en el trono, la posición de Isabel fue inestable. Sin embargo, en 1553, Eduardo moriría a los 15 años. Antes de su fallecimiento, y contraviniendo el Acta de Sucesión dictada por su padre en 1544, Eduardo declaró heredera a lady Jane Grey, que sería depuesta unos días después de su coronación, el 19 de julio de 1553. Apoyada por el pueblo, María Tudor ingresó triunfante en Londres acompañada de su media hermana.

Sin hacer caso de la opinión pública, María contrajo matrimonio con el príncipe Felipe de España, futuro rey de España bajo el nombre de Felipe II. La impopularidad de esta unión provocó en María el miedo a ser derrocada por una rebelión popular que nombrara a Isabel como nueva monarca. Este temor casi se hizo realidad cuando la rebelión de Thomas Wyatt de 1554 intentó evitar su boda. Tras su fracaso, Isabel fue hecha prisionera en la Torre de Londres pero su ejecución, solicitada por algunos miembros del séquito español, nunca se materializó debido a la resistencia de la corte inglesa a enviar a un miembro de los Tudor al patíbulo. La reina intentó entonces apartar a Isabel de la línea sucesoria como castigo pero el Parlamento se lo impidió. Tras dos meses de encierro en la Torre, Isabel fue puesta bajo vigilancia de Sir Henry Bedingfield. A finales de ese año, corrió el falso rumor de que María se encontraba embarazada. Se permitió entonces que Isabel retornara a la corte, ya que Felipe guardaba cierto recelo a que su esposa muriera durante el parto, en cuyo caso prefería que el trono fuera destinado a la recluida.

Al instante en el que se desmintió el hecho, María, incapaz de evitar que Isabel la sucediera, intentó convertirla al catolicismo, cosa que esta última fingió aceptar pese a que en su interior siguió siendo fiel a la fe protestante.

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