martes, 2 de abril de 2013

Leon X de Médici



León X (Florencia, 11 de diciembre de 1475 – Roma, 1 de diciembre de 1521), papa n.º 217 de la Iglesia católica de 1513 a 1521.

De nombre Giovanni de Lorenzo di Médici, era el segundo hijo de Lorenzo el Magnífico y de Clarice Orsini. Recibió las órdenes menores a los ocho años de edad para, en 1488, ser nombrado cardenal con tan solo 13 años.

A la muerte de Julio II, el cardenal Giovanni di Médici, que entonces contaba treinta y ocho años de edad, fue elegido papa en un cónclave en el que se evitó la compra de votos al poner en práctica las medidas que, contra la simonía, había dictado el Papa fallecido.
En 1513, ante la muerte Julio II, todo indicaba que el siguiente papa sería el cardenal húngaro Tomás Bakócz, quien había mantenido una política activa y fructífera ante la situación crítica contra Venecia, convirtiéndose en gran aliado de los Habsburgo. De esta manera, Bakócz se trasladó a Roma para el cónclave, con la manifiesta intención de ser elegido. Fue recibido con una verdadera pompa principesca, sin embargo, tanto Venecia como el emperador Maximiliano de Habsburgo le traicionaron, y pronto fue elegido en su lugar Giovanni di Medici, el hijo de Lorenzo el Magnífico.


Su habilidad en política internacional se refleja en su capacidad para evitar la invasión francesa de Italia, aunque en 1515 fue derrotado por Francisco I, Rey de Francia. Un año después las relaciones entre la Santa Sede y Francia quedaron reguladas por el Concordato de Bologna, que supuso el fin del galicanismo (independencia de la Iglesia en Francia respecto del Papa y, en cambio, sujeción a la autoridad del Estado) que implicaba la Pragmática Sanción de Bourges; el Rey recibió el poder de nombrar Obispos y otros altos cargos, comprometiéndose el Papa a validar sus nombramientos.

En 1519 la muerte de Maximiliano dejaba vacante el trono del imperio. León X permaneció indeciso sobre a quién de los dos candidatos, Francisco I de Francia o Carlos I de España, prestar el apoyo que ambos le solicitaban. Recelaba de los dos y de su poder acumulado si unían a los cetros de sus respectivas naciones el imperial; finalmente se decantó por el francés, pero pronto rectificó, pues cuando tuvo que admitir como irremediable que sería el español el designado tomó partido por el presunto ganador. Más tarde subvencionaría las campañas italianas de Carlos I (ahora también V del Sacro Imperio Romano) con grandes sumas de dinero que, junto al despilfarro generalizado que existía en la corte del papa, tan dado a suntuosas y costosísimas diversiones, dejaron exhausto el erario vaticano.

A nivel italiano, León X convirtió la Sede Apostólica en la fuerza política dominante.

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